¿Carnicería Sanzot?
(This is a reprint of the original post)
Mi intención era escribir algo sobre el viaje de ayer a Santander, pero la forma que tuve hoy de levantarme de la cama me impulsó a cambiar de idea.
Los dígitos de redundancia están por todas partes. Una parte del largo número de cuenta que nos asigna el banco es, en realidad, calculada a partir del resto. De esta forma, resulta muy fácil validar un número de cuenta y comprobar que no se han cometido errores en su transcripción. De la misma forma, la letra del NIF es, como todos sabemos, redundante, y se utiliza para validar el DNI. En la informática también usamos habitualmente esta técnica: bits de paridad, CRCs, checksums con MD5 o incluso firmas digitales.
Los números de teléfono no tienen dígito de verificación. Además, cuando cambias un dígito al azar de un número de teléfono, es altamente probable que el número resultante sea válido, y pertenezca a otro abonado. ¿Quién no recibe alguna llamada equivocada de vez en cuando? ¿Quién no se equivoca alguna vez? Cabía esperar que con la popularización de las memorias de marcado (tanto en teléfonos móviles como en fijos), el número de errores disminuyera. Pero también ha aumentado el número de llamadas, y de mensajes SMS, por lo que la situación no se ha solucionado, ni mucho menos.
¿Por qué no se introduce un dígito de verificación en los números de teléfono? Reduciría drásticamente el número de llamadas equivocadas, tanto las originadas por errores de marcación como por errores al anotar un número de teléfono. Bueno, hay una primera razón técnica: las adaptaciones requeridas probablemente sean caras. No obstante, también es cierto que en los últimos años hemos cambiado frecuentemente nuestra manera de marcar ("ahora los teléfonos de Asturias llevan un 5 delante", y luego llegó el prefijo completo). Hay muchos servicios que cambian habitualmente de numeración (teléfonos de información, servicios de "páginas amarillas", teléfonos de emergencia, etc.). Otra dificultad técnica: la gente tendría que cambiar todas sus agendas. Tampoco parece insalvable. Pero hay un tercer motivo, que nada tiene que ver con la técnica: las compañías telefónicas ganan dinero con las llamadas equivocadas. No me cabe duda de que se trata de una buena tajada.
La razón por la que hay que introducir el dígito de redundancia es muy sencilla: hay que evitar que cualquier despistado, generalmente con muy mala educación, te arruine el día llamando por error a las ocho de la mañana, justo el día que piensas dormir un poco más.