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Galway/Irlanda (I)

(This is a reprint of the original post)

Aunque estoy escribiendo esto antes de irme a la cama, no podré mandarlo hasta mañana Lunes. Hace un día y medio que estoy en Irlanda. El viaje que hice el Sábado fue agotador, con dos trayectos en avión, uno en autobús, otro en tren y uno un coche. Ah, y unos cuantos kilómetros más recorriendo a pie los interminables pasillos de los aeropuertos. Finalmente, tras pasar por Madrid y Dublín, llegué a Galway.

Aunque durante el viaje recorrí Irlanda de sur a norte (en avión) y luego de este a este (en tren), no pude disfrutar mucho con el paisaje. Desde arriba, sólo vi nubes, y cuando cogí el tren, ya estaba anocheciendo. Lo poco que he visto es parecido a Asturias en cuando al color verde, pero el relieve es bastante plano. No tuve tiempo para hacer algo de turismo en Dublín, pero el autobús que me llevó del aeropuerto a la estación de tren era de dos pisos e hizo un recorrido que me permitió ver algunos de los lugares más significativos de la capital.

Aquí hace bastante frío, con un viento muy fuerte que golpea con crueldad la cara y las manos. La humedad es máxima, de hecho, las calles están permantemente mojadas y frecuentemente el viento trae gotas que no contribuyen a hacer el ambiente más agradable.

Después de atender al primer día de la conferencia (que es por lo que he venido), he dado una vuelta por Galway. La ciudad es pequeña (del tamaño de Mieres, más o menos), y hay un fuerte contraste entre las zonas más turísticas y el resto (por ejemplo, la zona del puerto, donde está mi hotel). Las calles más populares están llenas de locales (pubs, principalmente) igualitos a los de las postales. En realidad, creo que son los escaparates lo que marca la diferencia estética entre las calles de Galway (o de Dublín, por lo que pude ver) y las del centro histórico de las ciudades españolas.

También se observa que el país tiene unas infraestructuras un poco menos desarrolladas que las españolas. Por ejemplo, apenas hay autopistas (el autobús del aeropuerto atravesó lentamente varias urbanizaciones) y el tren ya tiene algunos añitos. En cuanto a las calles de Galway, el contraste con Oviedo es brutal: las aceras son estrechas y están llenas de charcos, las farolas son escasas y prácticamente no hay pasos de cebra (hay que cruzar por donde uno pueda, salvo en un par de cruces donde hay semáforos en los que hay que pulsar un botón para pasar). Otra dificultad para cruzar la calle consiste en que los coches vienen por el lado contrario, y cuesta acostumbrarse. Mi hotel está sólo 3 minutos de la estación de tren y a 5 del hotel donde se celebra la conferencia (aunque esta mañana tardé 15 minutos porque no acerté con la calle correcta: mis mapas de Galway son muy malos). Para terminar con las calles de Galway, su trazado (al menos, en el centro) es medieval, retorcido y lleno de calles que no llevan a ninguna parte.

No he hecho aún ninguna foto porque sólo he podido recorrer la ciudad de noche (aquí arriba, no tan lejos del círculo polar, hay pocas horas de luz, y esta semana las voy a pasar todas en la conferencia). Algún día madrugaré un poco más y trataré de recorrer la ciudad con la luz del alba para poder tomar alguna foto.

En cuanto a la distribución de las comidas, como es sabido los irlandeses no lo hacen como nosotros. El desayuno es muy importante. Afortunadamente, el buffet que me ofrece el hotel está muy bueno. A lo largo del día, la conferencia se detiene dos veces para el coffee time, a eso de las 10:30 y a las 15:30. En esas paradas, se toma un café (o en vaso de leche, en mi caso) y alguna pasta. Entre medias, aproximadamente a las 12:30-13:00, tiene lugar la comida, que básicamente se resuelve con un sandwich. Bien, puedo sobrevivir a todo eso. Lo realmente complicado llega con la cena, que se supone debe ser la comida caliente del día. Como cabe suponer, se toma mucho antes que en España. Pese a que me he documentado, me resulta difícil encontrar dónde cenar por un precio razonable. A ver si en los próximos días me voy haciendo con el truco, porque por el momento sólo he encontrado tres tipos de sitios: los caros, los carísimos y los take-away. Si tengo tiempo, otro día escribiré algo más sobre las diferencias de precios.

En cuanto al acceso a Internet, mi hotel se lleva un suspenso muy gordo en este sentido, porque teniendo la categoría que se supone que tiene, resulta increíble que sólo disponga de un terminal público a 1 euro el cuarto de hora, y nada de acceso en las habitaciones. Afortunadamente, en el hotel de la conferencia tengo acceso inalámbrico gratis, pero hoy era muy difícil conectarse (creo que por problemas de saturación: todos los delegados llevan su portátil). Sólo pude conectarme un rato durante la hora de la comida (incluso la gente que está creando la web del futuro deja de navegar cuando está hambrienta). Espero que mañana vaya mejor y pueda mandar esto sin contratiempos.