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Reinventando la toponimia

(This is a reprint of the original post)

(Advertencia: hoy no voy a ser políticamente correcto). La toponimia, y en particular la señalización, parece ser uno de los campos de batalla para los que gustan de revolver y agitar lo que en la calle está tranquilo. En ocasiones encuentro carteles que señalan direcciones hacia localidades que no he oido nombrar en mi vida, aunque seguramente esos mismos carteles llenen de satisfacción a quienes los han promovido. Mi estupor ha alcanzado nuevas cotas cuando hoy he leido el siguiente titular: La Fresneda pasa a ser La Peña´l Gatu. Estoy convencido de que no soy el único vecino que ha descubierto por la prensa que ya no vive donde vivía hasta ayer. Aunque aquí hay un montón de gatos, jamás oí a nadie referirse a este lugar por ese nombre. Me pregunto dónde estará la peña, con lo que a mi me gusta la montaña, resulta que tengo una al lado de casa y no me he dado cuenta. Intuyo que a partir de ahora tendré problemas cuando tenga que dar mi dirección, seguramente me veré obligado a deletrear el nombre ("...eñe-a-apóstrofo-ele-espacio..."). Ojalá tuviera imaginación suficiente para hacerme una idea de todas las incontables formas en las que puede mejorar mi vida con este cambio. En este sentido, es grande el favor que hace la Xunta de la Toponimia al informar al pueblo de los graves errores que comete cada vez que pronuncia los nombres que aprendió de sus padres. Se ganan el sueldo.

O quizás sea que la gente de la calle no está equivocada, y resulta que este organismo considera que es su labor "rellenar" huecos culturales, y por qué no, crear un auténtico universo asturiano, una cultura completamente propia y perfectamente distinta de las que la rodean. Como los elfos son distintos de los hobbits, como los enanos lo son de los orcos. Lástima que se les adelantasen.

Abandonando ya la ironía, lanzo un ruego para que se imponga el sentido común, en lugar de imponerse topónimos inauditos.